En un contexto donde la solidez financiera y la viabilidad empresarial son imperativos, el preconcurso se alza como un instrumento estratégico de anticipación y salvaguardia. En este artículo, nos adentraremos en las complejidades y los fundamentos legales del preconcurso, abordando su naturaleza, su propósito y su impacto en el tejido empresarial contemporáneo.
En esencia, el preconcurso supone la adopción de medidas que permitan reducir la carga financiera, reducir el pasivo, fortalecer el activo y/o aligerar el cash flow de la sociedad con el fin de impedir la insolvencia y garantizar la viabilidad del deudor, evitando la declaración del concurso, ya que esta última conlleva el inicio de un procedimiento judicial que puede tener lugar cuando una persona, entidad o empresa no puede hacer frente a las deudas y se recurre a la justicia para intentar poner orden a la situación generada.
Esta situación de preconcurso requiere de un presupuesto objetivo que es la crisis en la empresa. Para ello, hablaremos de tres conceptos significativos:
INSOLVENCIA PROBABLE
Los indicadores siguientes son señales clave que pueden indicar una situación de crisis financiera en una empresa:
Es fundamental tomar medidas proactivas para evitar la insolvencia, ya que esto puede tener graves consecuencias para la empresa y sus administradores. Una opción es negociar un plan de reestructuración con los acreedores, lo que puede implicar la reorganización de deudas y la implementación de medidas para mejorar la situación financiera. Otra alternativa es acudir al procedimiento especial de microempresas, diseñado para empresas de menor tamaño que enfrentan dificultades financieras. Incluso, en casos más severos, la empresa podría optar por el concurso de acreedores, un proceso legal que busca llegar a un acuerdo con los acreedores para pagar las deudas de manera ordenada. Es importante tener en cuenta que, en todas estas situaciones, podría entrar en juego la responsabilidad de los administradores sociales si se determina que actuaron de manera negligente o irresponsable en la gestión de la empresa.
INSOLVENCIA INMINENTE
El proceso de determinar si una empresa está en situación de insolvencia requiere un conocimiento claro y objetivo del incumplimiento definitivo de sus obligaciones, basado en un juicio de probabilidad objetiva y no simplemente en una posibilidad remota. Además, este proceso exige cierta inmediatez en la toma de decisiones para abordar la situación de manera efectiva.
En caso de insolvencia inminente, el deudor tiene las opciones mencionadas anteriormente: inicio de procedimiento preconcursal, plan de reestructuración con los acreedores y procedimiento concursal, dependiendo del nivel de la insolvencia.
INSOLVENCIA ACTUAL
La insolvencia actual se caracteriza por el incumplimiento definitivo de las obligaciones de pago del deudor, manifestado frente al incumplimiento puntual de cualquier obligación exigible. Esta situación puede surgir debido a diversas causas, como desbalance patrimonial, falta de liquidez o de crédito.
En cuanto a la viabilidad económica, aunque no es un requisito explícito del presupuesto objetivo, se espera que las medidas preconcursales implementadas, como el inicio de un plan de reestructuración, puedan garantizar la viabilidad de la empresa a corto o medio plazo.
En los planes de reestructuración, se establece como requisito que el valor de la empresa en funcionamiento sea superior al que resultaría de su liquidación, lo que indica que el estado de crisis es reversible. El objetivo principal es transformar una empresa actualmente inviable financieramente en una que pueda asegurar su viabilidad a corto o medio plazo, garantizando su continuidad empresarial.
Por ello, es fundamental que exista certidumbre sobre la viabilidad de las medidas propuestas en el plan de reestructuración, ya que esto garantiza la confianza tanto de los acreedores como de los demás actores involucrados en el proceso. En última instancia, la viabilidad económica es el pilar sobre el cual se construye la recuperación y el crecimiento sostenible de la empresa en crisis.
En conclusión, el preconcurso y los planes de reestructuración son pilares fundamentales para la resiliencia empresarial. Al integrar estas estrategias desde una etapa temprana, las empresas pueden anticiparse a la insolvencia y trazar un camino hacia la estabilidad financiera. La gestión proactiva de crisis y la utilización efectiva de las herramientas legales disponibles son fundamentales para impulsar el crecimiento y esa resiliencia a largo plazo.
Este artículo es un resumen de la sesión impartida por Marina Vázquez Esteban, Profesora Doctora de Derecho Mercantil en la Universidad de Alicante, en el Máster de Dirección y Gestión de Empresas de la UA, a través de El Club de las Buenas Decisiones.
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