Según Vicente Sabater, uno de nuestros profesores del módulo de habilidades directivas en el Máster en Dirección y Gestión de Empresas, la gestión del tiempo es pura lógica, ya que se trata de conocerse a uno mismo y saber cómo asignar las tareas en función de la energía que cada uno posee.
En palabras de Séneca, nuestro tiempo en parte nos lo roban, en parte nos lo quitan y el que nos queda lo perdemos sin darnos cuenta.
Por ello, debemos desarrollar un plan eficaz del uso del tiempo que trate de alcanzar tres objetivos fundamentales:
- Uno cuantitativo, concreto e inmediato: recuperar, por ejemplo una hora diaria, de las que nosotros no decidimos como empleamos.
- Otro cualitativo, y menos concreto, pero mucho más importante: Ser más eficaz.
- Combatir el estrés.
El tiempo no se puede gestionar, pero sí que podemos gestionar el flujo de acontecimientos, actividades o sucesos creándonos un plan personal de uso eficaz del tiempo en cuatro fases:
- Descubrir como funcionamos en relación al tiempo. Para ello analizaremos tres aspectos:
- El propio recurso tiempo.
- Nuestros hábitos.
- El comportamiento de nuestro entorno.
- Decidiremos que queremos conseguir, desde el plazo más largo, hasta el más coto, “mañana”, y estableceremos una correcta programación.
- Nos defenderemos de nuestros ladrones de tiempo. Eliminaremos todo lo que perjudique nuestra eficacia.
- Desarrollaremos nuestras capacidades personales y las de las personas que dependen de nosotros.








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